Tiempos difíciles pero no nuevos, no eternos…


Copio una columna de mi amiga Verónica Mastretta donde atinadamente traduce y adapta un discurso de un Kennedy en momentos donde EUA vivía problemas sociales parecidos al México de hoy… ojalá la puedas replicar…

«NUESTRA COMÚN HUMANIDAD Y NUESTRO ANHELO DE CIVILIDAD»

Por Verónica Mastretta. Puebla, Pue. Jul.04-2010

Las palabras que a continuación reproduzco, fueron escritas para que las escucharan los habitantes de un país que cruzaba por un momento histórico difícil y violento, como el nuestro hoy. Quien las escribió acabó regalándolas al género humano. Quien las escribió, Robert Kennedy, lo hizo el 5 de Abril de l968, al día siguiente del asesinato de Martin Luther King y dos meses antes de su propio asesinato en un hotel en Los Angeles, el 3 de Junio de l968, mientras hacía campaña para la presidencia de los Estados Unidos. He traducido el texto de manera que éste no perdiera su sentido para nosotros los poblanos. Aparecerá un día después de las elecciones, cuyo resultado, al escribir esto hoy 4 de Julio, me parece impredecible. Gane quien gane, lo que transcribo, creo yo, nos será útil a todos:

«Hoy quiero hacer a un lado la política y aprovechar este espacio para hablarles brevemente de la insensata violencia que de nuevo mancha nuestro país y la vida de todos nosotros. Esta violencia no incumbe a una sola clase social, o a una etnia; las victimas abarcan a todos los ciudadanos que forman nuestro país. Pueden ser como tú o como yo, blancas, negras, morenas, ricas, pobres, jóvenes, niños, viejos, famosos o desconocidos. Las víctimas son, sobre todo, seres humanos a los que otros seres humanos querían y necesitaban. Nadie, viva donde viva o haga lo que haga, puede predecir quién va a sufrir un acto insensato de abuso, injusticia o derramamiento de sangre el día de hoy. Sin embargo, el deterioro de quienes ejercen el poder de matar sigue y sigue en este país nuestro. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué construyen la violencia y el abuso? Nada que permanezca. Siempre que un ser humano pone fin a la vida de otro ser humano, ya sea en nombre de la ley, o desafiando a la ley, ya sea un hombre solo o de una banda que mata a sangre fría o con rabia, en un ataque de violencia respondiendo a otro ataque de violencia, siempre que se rasgue el viento de una vida que otro hombre ha tejido laboriosa y penosamente para él o sus hijos, siempre que hagamos eso, la nación entera será degradada. Y sin embargo parecemos tolerar un nivel creciente de violencia, abuso y deshonestidad que ignora nuestra común humanidad y nuestro anhelo de civilidad. Demasiadas veces celebramos la arrogancia y el abuso, celebramos a los bravucones y a los abusivos; demasiadas veces disculpamos y permitimos la conducta de los que construyen sus vidas sobre los sueños rotos de otros seres humanos. Pero hay una cosa clara: la violencia engendra violencia, la represión, venganza, y solo una intención clara y de voluntad de cambio de nuestra sociedad puede arrancar este mal de nuestros corazones. Cuando los hombres aprenden a abusar de sus hermanos, otros aprenden a temer y a odiar. Cuando enseñas a los hombres a creer que son inferiores por su condición social y económica, sus creencias, su color, ó su partido político y les haces creer que son distintos a ti, parecerá que amenazan tu trabajo, tu hogar, tu libertad o tu familia. Es entonces que surge el enfrentarse unos con otro y que se aprende a ser ser intolerantes; aprendemos a vernos no como conciudadanos sino como enemigos; nos tratamos unos a otros no como personas a las que podemos sumar a la construcción de un país, sino como invasores a los que hay que subyugar y someter. Al final todos nos miramos como extraños. Extraños que compartimos una ciudad pero no una comunidad, ligados a un espacio común pero no a un esfuerzo común. El desacuerdo se supera entonces a base de fuerza y violencia. Por eso es importante dejar de compartir un miedo común.

Nuestra vida en la tierra es demasiado breve y el trabajo por hacer demasiado grande. No podemos dejar que esa pobre manera de actuar prospere en esta tierra nuestra; para qué, los que la habitan con nosotros comparten el mismo corto momento de vida, y buscan, como nosotros, la oportunidad de vivirla con bienestar y felicidad-. Si somos conscientes de este vínculo, podemos empezar a ver a los otros con nuevos ojos para así empezar a trabajar con algo más de entusiasmo por nuestro país, cerrándonos mutuamente las heridas para convertirnos, otra vez, en hermanos y compatriotas de corazón.»

Robert Kennedy, 5 de abril de 1968

Llegaron a mí estas palabras en el momento preciso ¿No han sido también escritas para nosotros, conciudadanos, unidos por este espacio común, la tierra nuestra que es Puebla y que es México? La vida, la breve vida, tenemos que aprovecharla para construir una comunidad razonablemente justa y feliz.

veronicamilenio@yahoo.com.mx

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